jueves, 8 de abril de 2010

CO

Yo intento vaciarlo, como la copa de vino que ocasionalmente se vacía entre mis labios.

Intento no escucharlo, como las palabras necias que vienen a querer taladrar mis oidos para penetrarme.

Intento evaporarlo, como el humo del cigarro que de vez en cuando se expulsa haciendo piruetas y desaparece en el aire.

Intento saber que es lo que quiere exactamente sabiendo que me equivocaré de nuevo.

Intento tapar esas fugas de gotitas rojas que a veces escapan de sus heridas.

Intento reanimarlo pensando que está muriendo cuando late con la constancia de un reloj y sintiendolo dolorosamente en mi pecho.

Si pones tu oido podrás escucharlo contar historias.

Este corazón que sigue queriendo.