domingo, 11 de octubre de 2009

Estas emociones dispersas que van como hojas al viento volando aquí dentro, asustadas, unas dormidas dejándose llevar solamente como si no tuvieran voluntad, otras intentando tomar vuelo para salir disparadas en el primer suspiro o el primer grito que no se deje ahogar y me vuelven vulnerable, a veces asomadas a través de mis ojos intentan derramarse ante la mirada desconcertada de la gente que rara vez me ve romperme.

No intento que me adivinen, no busco que me descubran, tampoco que observen como es que me puedo quebrar ante las adversidades, pero a veces sería bueno que de la nada me regalaran una palabra de apoyo y si se pudiera un abrazo.

A veces no quisiera ser tan fuerte como la gente cree que soy.

1 comentario:

Kri§ dijo...

El problema no es lo que cree la gente, sino lo que hacemos que crean de nosotros... Creo que es tarea de nosotros demostrar realmente lo que somos y si necesitamos un hombro para recostar la pena pues, no tener miedo de hacerlo, a veces hay que asomar la cabecita afuera del caparazón para recordar que afuera aún brilla el sol.

Saludos.